martes, 19 de abril de 2011

Carta de Ruben

Si te digo que soy peruano, hablo inglés, me gusta la música, el deporte, soy auditor, soy gay y me encanta el cine, probablemente el hecho que más resalte sea el penúltimo. ¿No? Bueno, entonces seré un poco más sutil. Suponte que me ves en las siguientes situaciones: gritando un gol, oyendo la radio, bailando, escribiendo, besándome con un hombre o yendo al cine ¿Cuál te llamaría más la atención?


La respuesta es más bien obvia. ¿Soy diferente por ello? No, y aunque cada día más el mundo se acerca a esa opinión (aunque a veces aparente lo contrario), por el momento no concordamos la sociedad y yo. En voz baja, porque hasta hace poco creía que no era un tema que se debía pregonar. La homosexualidad es, principalmente, un asunto íntimo como Alianza, que no se debe compartir con terceros.

Cada grupo de compañeros es una fábula rara donde se puede comprobar esta teoría.

Te voy a dar varios ejemplos:

Una compañera se queja de dos chicas, lesbianas, se hayan besado durante una fiesta de la empresa. «Que hagan lo que quieran, pero no delante mío. ¡Qué asco!»

Otro compañero, cuando observa la foto de mi club de la Victoria, exclama, «¡qué cara de maricones tienen!».

Otro más, casado y obviamente heterosexual, cuando es preguntado por qué no quiere donar sangre, suelta: «Es que soy maricón».

A todo esto se me contesta, cuando tengo que defenderme o expresar la ofensa cometida, «ah, perdona, no sabía que eras gay». Luego, en muchos casos, añaden con cierto aire de autoexcusa, «es que no pareces gay». O sea, que cuando no cumplo con su estereotipo de maricón, entonces están libres de insultar y ofender. Ese es el peor antihomosexualismo de todos, y probablemente el más ofensivo, pues se esconde tras el manto no sólo de la ignorancia, sino de la hipocresía.

Si alguien me vuelve a decir «ah, pero es que no pareces gay», creo que voy a estallar, o comenzaré a tocarlos en la pierna como lo hago casi todos los días en la Oficina.

Claro, eso no quiere decir que me considere un ser absolutamente sexual. Mi sexualidad es una parte minoritaria de mi persona, pero aún así importante.

Los homosexuales hemos existido desde el principio de la historia, y tenemos emperadores (Alejandro Magno), reyes (Eduardo II de Inglaterra, Francisco de Asís, marido de la reina Isabel II de España), Políticos (Alva Castro, Agustín Mantilla, Haya de la Torre), mi amigo Fabricio, el Equipo de Alianza Lima de Perú, Paolín lin lin, Carlos Franco y de todo un poco.

Pero además de los conocidos, son los de la calle. Tus vecinos, tus hijos, tus padres, tus hermanos, tus primos, tus compañeros de trabajo y escuela. Estamos en casi todos los lados no porque nos pongamos de acuerdo, sino porque Dios nos hizo así. Y Dios nos lleva haciendo desde hace milenios, con represión y todo, mi nombre es Rubén y no diré más.

El Guerrero Crema responde, gracias Rubén por contarnos tu historia, no te discriminaré mas, eres una buena amiga, y entiendo tu historia.



2 comentarios:

  1. Chinin que pasa estas fumando de la mala, esa carta es mas alucinante que el chemo planteando una táctica de juego.
    Valooooooooooor Chinin

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  2. Habla jugador, lo que pasa es que tengo un amigo gay en esta chamba, que le gusta tocar a sus amigos, jajajajaja, que cague de risa.

    Gracias por comentar.

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